sábado, 10 de abril de 2010

Nada deseo más que ir a buscarte. ¿Donde estás? No puedo oirte. Hace tanto que calló tu boca...,Que tus manos se alejaron de mi cuerpo... No puedo olerte. Pero el aire me trae aquél aroma que emanabas, a tisanas sanadoras, milagrosas, a romero. De nuevo, me recreo en aquel encuentro. Recorrí aquella distancia entre tinieblas. En mi pecho la ansiedad de sorprenderte. Pero mi mente, retardando en lo posible, la llegada. Demasiados miedos. Aparqué el coche y te esperé. Aún tardaste un rato. Volvieron las dudas, las preguntas, el temor a equivocarme. Y si no viene? Tal vez sea lo mejor. Amar conlleva sufrimiento. Desde cuando esperas? preguntaste, desde siempre, te dije muy quedo. No volverás a esperar más. Desde hoy seré tu espejo. Mirate en mis ojos y siente tu deseo. Eso que ves, es mi deseo. Casi inmediatamente nos besamos. Dios, como siento aún aquellos besos! Al compás de la lluvia nos amamos y nada importó ya, nada hay más allá de que aquel momento. Que encienda mis sentidos mi alma. Que toque todas las fibras de mi cuerpo. Sentí la eternidad sobre tus manos. Detenerse el tiempo en tus silencios. Quiero volver a verte. Pero, el temor, no quiere abandonarme. ¿Y si he dejado de ser ya para tí, aquel espejo?.